viernes, 15 de enero de 2010

Trazos que reconoces en el papel.



 

Durante el día de ayer me dediqué casi en exclusividad a ordenar mi biblioteca y mis diversos papeles personales. Muchos fueron los objetos que surgieron de entre los muebles que conforman mi memoria. Personas que han pasado a lo largo de mi vida; algunos cuento aún con su presencia en mis días, otros han muerto.

Encontré un cuaderno de poemas dedicado de la tempranamente fallecida y amiga, la poeta Teresa Soler, probablemente junto a Dolors Alberola y Safrika, la mejor poeta que he conocido en mi vida. La revista de poesía del Círculo de Bellas Artes de Madrid, que Verónica me regaló en 1998. Algunas de las cartas del mismo año de Sonia Aldama, cuando aún residía en Aluche y su padre vivía.

La foto de la presentación del primer poemario de José Antonio Sánchez Espinel, en el que aparece él, con sus jovencisímos diecisiete años y yo con unos casi recién cumplidos treinta. Las pruebas de imprenta de mi primer libro de poemas La herencia bastarda de los días, los dibujos que Juan realizó para ilustrarlo y el texto de presentación tan hermoso que escribió.

Un ejemplar de Rockdeluxe, de 1998, que costaba 450 pesetas, donde aparecía una antigua compañera de instituto, cantante de un gran grupo, Usura, que tuvo escasa fortuna. Las primeras reseñas que se realizaron de mis libros. Y cartas, de Domingo F. Faílde, de su hijo Octavio, de Juan José Téllez, de Germán Gullón...

Todo aquello que conforma mi memoria.