martes, 23 de marzo de 2010

Somos perros, a veces, y podemos compartir ese pan que nos es necesario.





Mis amigos los poetas Domingo F. Faílde y Dolors Alberola (en la fotografía), me hicieron llegar el pasado mes de octubre parte de su última producción poética, que voy desgranando lentamente, como quien abre la rosa para encontrar la sangre y la podredumbre.

Sé que uno de los títulos favoritos de su producción poética es, Arte de perros, y es también uno de sus libros para mí también más perfectos. Una auténtica obra de culto, conocida por muy pocos. No es la intención de Seconal, realizar crítica literaria, ni reseñas, sino señalar sobre todo aquellos libros, fundamentalmente de poesía, que quedan al margen de las vanas conjuras de los mass media culturales. Con Arte de perros, Dolors adivina el futuro en la mirada triste y nublada de un animal.


TEORÍA DEL ESPANTO

Pobres perros.
Hacinados viajan, caras sucias
entre fardos inútiles.
No les cabe en los ojos la mirada,
saben la libertad como una presa
que se escapa y no logran arrastrar el paisaje,

Pobres perros con sed;
agarran a sus hijos, los aprietan, los miran,
sin poder escapar.
Otros yacen, ya muertos, olvidados de sí,
desconociendo al dios, ignorando los rezos.

Pobres perros, transidos de dolor y cansancio,
babeantes, desnudos, deshechos hasta el fin,
abominados, flacos
-son galgos al final de su carrera
y el que les grita tiene su muerte calculada-.

Y no pueden correr,
sustraerse a las garras de su amo,
saltar las alambradas, no ser víctimas.
No pueden renegar de la barbarie
ni arrancarse las marcas de su piel.
Se les salen los ojos mirando al horizonte,
caen contra las piedras extenuados,
sus costillas parecen la carne que no tienen,
atienden a las órdenes del que aúlla, gimiendo.

Pobres perros judíos, allá en Austwich,
el negro cementerio del poder de un idiota.

DOLORS ALBEROLA (2006).

lunes, 15 de marzo de 2010

El mundo está bien hecho y acabo de correrme.


Este señor de aspecto respetable que posa ante la moderna cámara digital con un pie adelantado, y un paraguas que a veces sirve de bastón a sus venerables años, y le ha protegido de las inclemencias del tiempo en su reciente viaje por Córdoba y Lisboa, es si aún no lo han reconocido, el poeta Domingo F. Faílde, autor de entre otros versos, del remake obsceno de Jorge Guillén, que títula esta entrada.

Y para que sigan adentrándose en las calenturientas visiones de una de las últimas entregas poéticas de este bardo de larga trayectoria, oriundo de Jaén, residente durante muchos años en Algeciras, y en la actualidad en Jerez, les dejo con uno de los poemas que configuran Carnalia, libro ganador del XXIII Premio Cálamo de poesía erótica, y que es finalista en la modalidad de poesía del premio andaluz de la crítica de 2010.

PROPOSICIONES DESHONESTAS

Por mí puedes dejarte las bragas en su sitio.
La vida, ¿sabes qué? (lo dijo alguien,
un buen colega mío que cogió el autobús
y se largó de noche con una vieja furcia),
es así, seria y trágica,
y es preciso mirarle las orejas,
rastrearle en los ojos las malas intenciones
y agarrarla del rabo. Pues pudiera
arrastrarte en un tango a la primera esquina
y dejarte tirada.
                           No seas guarra,
mete el body en la ducha, deja que el agua fresca
te aclare el pensamiento, con ayuda de gel.
La vida es lo bastante cochina por sí sola:
no es preciso añadirle la idiotez de un inútil
y un fuerte olor a coño.

DOMINGO F. FAÍLDE, 2010.