Seconal ha vuelto. Después de una ausencia de casi cinco meses, tras intentar, infructuosamente aprobar unas oposiciones. Ahora me encuentro en una situación dura; desempleado, sin ingresos, cursando dos masters para mejorar mi cv y viviendo de mis ahorros. Resistencia. Y no me quejo. Peor están los que comen todos los días en los comedores sociales. Tengo techo, comida y ducha caliente, y como pueden comprobar acceso a internet. Todas esas cosas que los biempensantes de mi generación, que han obtenido estudios universitarios gracias al esfuerzo del trabajo de sus padres vestidos con mono azul, y que ahora se creen que son clase media, no aprecian. Creen que ser pequeñoburgués es el estado natural de las cosas.
Una fotografía de Michel Foucault, uno de los pensadores que más admiro, abre este regreso. Tengo varios ensayos en papel suyos, y gracias a internet he podido descargarme gratuitamente, casi toda su obra, que está sujeta a derechos de autor. Y me da exactamente igual, lo siento por los herederos de Michel Foucault. Sin querer pecar de prepotencia, me siento autorizado a hablar de ese asunto, puesto que soy poeta. El derecho a la cultura está por encima del derecho a la propiedad intelectual, que al fin y al cabo es un mero disfraz del derecho a la propiedad privada.
Publico libros, y no me importa que nadie los reproduzca, siempre y cuando no alteren su contenido y citen mi autoría. No vivo de la poesía, ni aspiro. Es un error querer vivir de la literatura. Los que viven de la poesía, puesto que las lecturas, conferencias, ponencias, mesas redondas es su fuente de ingresos, no dudan en dar puñaladas por la espalda a diestro y siniestro, para que éstas sean para él y no para otro. Quien vive de su trabajo, crea en libertad, y alza la voz contra tanta bazofia sacralizada, pues no le van los cuartos en ello.
España es un país donde el 65 % de la población -los afortunados que tienen empleo- cobra 1.100 €. Con esa cifra de ingresos, y los precios de los libros, cd´s y dvd´s, ¿qué artista rojo de salón tiene fuerza moral para reprocharme que descargue contenidos de la red?
Bajo libros, música, cine y estoy en mi derecho moral de hacerlo.
Lo penoso de todo esto, es que los mileuristas en esta país estás mudos. En Grecia, los setecientoeuristas se echaron a la calle para denunciar una situación insostenible. En España apenas existe cierta agitación social por parte de los colectivos como V de Vivienda.
En plena crisis desempleados y subempleados viven en silencio.
Me pregunto qué más tiene que ocurrir para que avancemos hacia la huelga general.
Una fotografía de Michel Foucault, uno de los pensadores que más admiro, abre este regreso. Tengo varios ensayos en papel suyos, y gracias a internet he podido descargarme gratuitamente, casi toda su obra, que está sujeta a derechos de autor. Y me da exactamente igual, lo siento por los herederos de Michel Foucault. Sin querer pecar de prepotencia, me siento autorizado a hablar de ese asunto, puesto que soy poeta. El derecho a la cultura está por encima del derecho a la propiedad intelectual, que al fin y al cabo es un mero disfraz del derecho a la propiedad privada.
Publico libros, y no me importa que nadie los reproduzca, siempre y cuando no alteren su contenido y citen mi autoría. No vivo de la poesía, ni aspiro. Es un error querer vivir de la literatura. Los que viven de la poesía, puesto que las lecturas, conferencias, ponencias, mesas redondas es su fuente de ingresos, no dudan en dar puñaladas por la espalda a diestro y siniestro, para que éstas sean para él y no para otro. Quien vive de su trabajo, crea en libertad, y alza la voz contra tanta bazofia sacralizada, pues no le van los cuartos en ello.
España es un país donde el 65 % de la población -los afortunados que tienen empleo- cobra 1.100 €. Con esa cifra de ingresos, y los precios de los libros, cd´s y dvd´s, ¿qué artista rojo de salón tiene fuerza moral para reprocharme que descargue contenidos de la red?
Bajo libros, música, cine y estoy en mi derecho moral de hacerlo.
Lo penoso de todo esto, es que los mileuristas en esta país estás mudos. En Grecia, los setecientoeuristas se echaron a la calle para denunciar una situación insostenible. En España apenas existe cierta agitación social por parte de los colectivos como V de Vivienda.
En plena crisis desempleados y subempleados viven en silencio.
Me pregunto qué más tiene que ocurrir para que avancemos hacia la huelga general.
3 comentarios:
el Sindicato Andaluz de los Trabajadores hizo una Marcha por la Dignidad a principios de verano, si mal no recuerdo y, como era de esperar, todos los medios de comunicación le hicieron el vacío.
Supongo que en este país, la respuesta más revolucionaria a esperar sería un voto de castigo. Verás tú Rajoy!
España aparta de mi este cáliz.
Bueno, ¿y qué tendré que decir yo que nisiquiera soy española?
snif...
Suscribo cada una de tus palabras, bien leo y bien de gallo :D En Argentina ya llevamos tantos siglos quejándonos con la cacerola en puerta, que el silencio español me sigue... digamos, maravillando.
En fin, estamos en barcos similares. Te felicito por tu libro de poesía. Te felicito por vivir de tus ahorros :D (yo también estoy en ello, por eso los barcos similares). Te felicito por ser de Gadir.
Un beso.
pd. por cierto, llego aquí desde el blog de Manuel.
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