Tenía una pequeña deuda pendiente con la poeta Ana Pérez Cañamares, mujer amante de la poesía, la generosidad y la honestidad, presentar aquí uno de los poemas de su poemario La alambrada de mi boca, publicado por Ediciones Baile del Sol, cuando hace escasos minutos, antes de redactar este post, he entrado en su blog y me he enterado de que su padre ha fallecido.
Sólo puedo darte unas cuantas hojas de violetas negras Ana, y si pudiera, hacerte llegar la caricia de la piel de mis dedos.
Espero que los que no te conozcan sepan de ti en este poema.
EL CONTRATO
A todo me he entregado
como si fuera a durar.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad
firmé un contrato
escrito sobre la piel.
Para decir adiós
he tenido que arrancarme
las cláusulas
a tiras.
Así ha sido
una y otra vez.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad.
La letra pequeña
se esconde ya
entre mis cicatrices.
ANA PÉREZ CAÑAMARES.
Sólo puedo darte unas cuantas hojas de violetas negras Ana, y si pudiera, hacerte llegar la caricia de la piel de mis dedos.
Espero que los que no te conozcan sepan de ti en este poema.
EL CONTRATO
A todo me he entregado
como si fuera a durar.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad
firmé un contrato
escrito sobre la piel.
Para decir adiós
he tenido que arrancarme
las cláusulas
a tiras.
Así ha sido
una y otra vez.
Con cada persona
cada casa
cada ciudad.
La letra pequeña
se esconde ya
entre mis cicatrices.
ANA PÉREZ CAÑAMARES.
3 comentarios:
Cuanta verdad y cuanta fuerza! Me ha encantado!
Grande Ana.
Un abrazo, Ismael.
que lindo eso de las palabras escondidas en las cicatrices....hermoso poema, muy sentido.Saludos sureros.
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