Viento ilusorio del mar, es la última colección de pinturas que puede contemplarse actualmente en Motril, del pintor y poeta Juan Gómez Macías. Como muestra de su nueva obra esta pequeña instalación -no sé si él estaría de acuerdo con esa denominación- titulada Recordando a Fátima.
Esta pieza tiene una historia muy particular. En una de las frecuentes llegadas de pateras a la costa de Motril una inmigrante africana, no cesaba de repetir las palabras niño, no..., niño no...
Su hijo había fallecido durante la travesía y había arrojado su cádaver al mar.
Juan, abrumado por esos hechos, investigó para averiguar el nombre de esa mujer: Fátima.
Esta pieza tiene una historia muy particular. En una de las frecuentes llegadas de pateras a la costa de Motril una inmigrante africana, no cesaba de repetir las palabras niño, no..., niño no...
Su hijo había fallecido durante la travesía y había arrojado su cádaver al mar.
Juan, abrumado por esos hechos, investigó para averiguar el nombre de esa mujer: Fátima.
La instalación consta de una acuarela y tres vasos que datan de alrededor de 1900, conteniendo cada uno, tres elementos diferentes: el primero por la derecha, tierra, -la que Fátima nunca debió de abandonar-, en el centro, un chupete de niño sumergido en agua, y a la izquierda, pan de oro, el oropel que ofrece el podrido sistema capitalista, falsedad y muerte, pues es eso, simple oropel, pan de oro, y no una vida.
Esta es la historia de Recordando a Fátima, de ese gran pintor que es Juan Gómez Macías.
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