El primer libro que adquirí de Antonio Gamoneda fue Edad, en 1996, una antología publicada por Editorial Cátedra y con estupendo estudio introductorio de Miguel Casado. Fue un libro que me impresionó demasiado tal vez, pues la poesía de Gamoneda conmociona. Como todos los libros que han marcado el devenir de mi vida, está repleto de versos subrayados. Ahora están trazadas las palabras de su autor en sus páginas, para que envejezcan junto a mí.
BLUES DEL CEMENTERIO
Conozco un pueblo -no lo olvidaré
que tiene un cementerio demasiado grande.
Hay en mi tierra un pueblo sin ventura
porque el cementerio es demasiado grande.
Sólo hay cuarenta almas en el pueblo.
No sé para qué tanto cementerio.
Cierto año la gente empezó a irse
y en muchas casas no quedaba nadie.
el año que la gente empezó a irse
en muchas casas no quedaba nadie.
Se llevaban los hijos y las camas.
Tenían que matar los animales.
El cementerio ya no tiene puertas
y allí entran y salen las gallinas.
El cementerio ya no tiene puertas
y salen al camino las ortigas.
Parece que saliera el cementerio
a los huertos y a las calles vacías.
Conozco un pueblo. No lo olvidaré.
Ay, en mi tierra sin ventura,
No olvidaré a mi pueblo.
¡Qué mala cosa es haber hecho
un cementerio demasiado grande!
ANTONIO GAMONEDA.
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