La fotografía del poeta José Corredor-Matheos que puede observarse aquí data de unos años atrás. Cuando tuve la suerte de cenar con él, tras una lectura en el Aula de Literatura "José Cadalso", se asemejaba a un pequeño sabio japones, menudo, bajo, con ojos serenos y orientales, como una milenaria tortuga que hubiese vagado por todos los mares.
Habló de poesía, de Carlos Sahagún recuerdo, pero de lo que más converso fue de arte con mi amigo el pintor Juan Gómez Macías. Amante como soy del arte contemporáneo, ante la sabiduría de José Corredor Matheos en sus disquisiciones sobre Dalí, sólo cabía permanecer en silencio, y escuchar.
Sú último libro publicado, a sus 78 años, es Un pez que va por el jardín, que he adquirido esta ventosa mañana de sábado.
El otoño te da
lo que esperabas.
Te sabes más maduro,
con conciencia
de sentirte perdido
donde quiera que estés,
y el otoño te invita
a que sigas viviendo
un día más.
La lluvia te ha llenado
los pulmones
de algo que es un dolor
en todo semejante
a la alegría.
Habló de poesía, de Carlos Sahagún recuerdo, pero de lo que más converso fue de arte con mi amigo el pintor Juan Gómez Macías. Amante como soy del arte contemporáneo, ante la sabiduría de José Corredor Matheos en sus disquisiciones sobre Dalí, sólo cabía permanecer en silencio, y escuchar.
Sú último libro publicado, a sus 78 años, es Un pez que va por el jardín, que he adquirido esta ventosa mañana de sábado.
El otoño te da
lo que esperabas.
Te sabes más maduro,
con conciencia
de sentirte perdido
donde quiera que estés,
y el otoño te invita
a que sigas viviendo
un día más.
La lluvia te ha llenado
los pulmones
de algo que es un dolor
en todo semejante
a la alegría.
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