jueves, 28 de febrero de 2008

El iris salvaje.


De todos es sabido mi afinidad con la poesía anglosajona. Uno de los últimos libros que he comprado es El iris salvaje de la poeta nacida en Nueva York Lousie Glück. La tradición de grandes mujeres poetas del mundo anglosajón es larga, Sylvia Plath, Anne Sexton, Elizabeth Bishop, Sharon Olds, Anne Michaels, Adrienne Rich, y una larga lista.

Os dejo con un poema breve de este Iris salvaje

PROOFS AND THEORIES


Los poemas no perduran
como objetos, sino como
presencias. Cuando lees
algo que merece recordarse, li-
beras una voz humana: devuelves
al mundo un espíritu compa-
ñero.

Yo leo poemas para escuchar
esa voz. Escribo para hablar
a aquellos a quienes he escu-
chado.

sábado, 23 de febrero de 2008

El perro del mal.


Frente al monopolio poético de las grandes editoriales de poesía, existe vida al otro lado del espejo, actitudes independientes. Ésta es la de Editorial Cocó, que publica el primer poemario del joven poeta Arturo Méndez Cons, El trigo del loco, con prólogo de Pedro Montealegre.
Espero que la palabra te sea favorable Arturo. Para más información sobre El trigo del loco, compra y distribución, pinchar en El trigo del loco.

viernes, 15 de febrero de 2008

Orina y tierra sucia.


Las consecuencias del encuentro con Antonio Gamoneda aún persisten. Me recomendó encarecidamente a dos poetas; Manuel Álvarez Ortega, de quién he adquirido toda su obra completa en Visor, y Herberto Helder, un poeta portugués, que en palabras de Gamoneda es el mejor poeta europeo vivo. Un poeta según éste, huraño, esquivo, que permanece en soledad y aislado de todo y de todos. Adquirí el volumen O poema continuo, una especie de antología realizada por el propio poeta de su obra. Me ha sajado literalmente este poeta. Como muestra os dejo un fragmento de este poema continuo.




En la sonrisa loca de las madres golpean las leves
gotas de lluvia. En las amadas
caras locas golpean y golpean
los dedos amarillos de las candelas.
Que oscilan. Que son puras.
Gotas y candelas puras. Y las madres
se acercan soplándose los dedos fríos.
Su cuerpo se mueve
por entre los huesos filiales, por los tendones
y órganos sumergidos,
y las calmas madres intrínsecas se sientan
con las cabezas filiales.
Se sientan, y están allí en un silencio demorado y apresurado,
viéndolo todo.
y quemando las imágenes, alimentando las imágenes,
mientras el amor es cada vez más fuerte.
Y les golpea en la cara, el amor leve.
El amor feroz.
Y las madres son cada vez más hermosas.
Piensan sus hijos que ellas levitan.
Flores violentas golpean sus párpados.
Respiran por lo alto y por lo bajo. Son
silenciosas.
Y su cara está en medio de las gotas particulares
de la lluvia,
en torno a las calendas. En el continuo
gotear de sus hijos.
Las madres son lo más alto
que los hijos crean, porque se colocan
en la combustión de los hijos, porque
los hijos están como invasores dientes de león
en el terreno de las madres.
Y las madres son pozos de petróleo en las palabras de sus hijos,
y se abalanzan, a través de ellos, como chorros
que salen de la tierra.
Y los hijos se sumergen con escafandras en el interior
de muchas aguas,
y sacan a las madres como pulpos enredados en sus manos
y en la agudeza de toda su vida.
Y el hijo se sienta con su madre a la cabecera de la mesa,
y a través de él la madre anda moviendo de aquí para allá
las tazas y los tenedores.
Y a través de la madre el hijo piensa
que ninguna muerte es posible y que las aguas
están unidas entre ellas
por medio de la mano de él que toca la cara loca
de la madre que toca la mano presentida del hijo.
y dentro del amor, hasta que sólo sea posible
amarlo todo,
y sea posible que todo vuelva a encontrarse dentro del amor.

sábado, 9 de febrero de 2008

Manchas de humedad.


Buscaba una cita de Blas de Otero, para un poema que tengo en la cabeza y creo que escribiré tarde o temprano -no sé cuándo, los poemas se gestan lentamente-, de un poema suyo que recordaba de hará unos diez años. He buscado en mi biblioteca el libro Expresión y reunión , una antología de sus poemas que compré en Granada en mis tiempos de estudiante. El libro tiene las páginas amarillentas y presenta muchas manchas de humedad, como todos los libros de los que se ha aprendido bastante y el tiempo ha envejecido.

Blas de Otero me interesó mucho en su etapa existencialista, con Redoble de conciencia y Ángel fieramente humano, libros que han resistido el paso del tiempo y siguen tan vigentes como cuando se publicaron. Su poesía de tono social, es menos interesante, caduca ya por haberse superado determinados acontecimientos históricos, y de un lenguaje poético muy inferior.

Sin embargo, de esa época es el poema que iba buscando.


YO NO DIGO QUE SEA LA MEJOR DEL PUERTO

María del Coro Fernández Camino,
nacida en Jaén,
destrozada en Huelva,
bonita en Madrid
y mujer a la deriva en Gijón,
ave maría purísima
buscando el amor y la libertad,
en Jaén,
tres pesetas doce horas
acumbrando las olivas,
para quién,
y cuando salió de Huelva
volvió la cara y maldijo
la tierra que la pariera.

domingo, 3 de febrero de 2008

Escribir y jugarse la vida en ello.


Familia de poetas. Félix Grande, Francisca Aguirre y Guadalupe Grande. Nanas para dormir desperdicios es el primer libro que adquiero de Francisca Aguirre. De su marido Félix, tengo toda su poesía completa y de la hija de ambos, Guadalupe, poseo el extraordinario poemario La llave de niebla.

Tuve la suerte de cenar con la familia al completo, hará unos cinco años en San Roque, tras una lectura de Félix Grande. Recuerdo haberme quedado seducido por la belleza de Guadalupe.
Os dejo un poema de Francisca Aguirre de su nuevo libro, una mujer que afirma Al final lo único que merece la pena es escribir y jugarse la vida en ello.


NANA DE LOS DESPOJOS

A veces pienso que deberíamos medir el tiempo
como medimos los medicamentos,
es decir, con cuentagotas.
Desde luego, esta medida no sirve para cualquier tiempo,
hay tiempos que no se pueden fraccionar
son de un tirón
como cuando te dan un susto
o una alegría muy grande.
En cambio hay tiempos
que se pueden medir con cuentagotas,
son tiempos especiales.
Para empezar
son tiempos en los que no sabíamos que el tiempo existiese.
Simplemente, vivíamos,
como viven los perros, los gatos y los niños.
Vivíamos con la alegre desenvoltura
de los claveles y las mariposas,
vivíamos como loa saltamontes y los grillos,
sin medidas de ningún tipo,
hasta que una mañana, sin saber por qué,
nos habíamos convertido en hormigas.


Fue exactamente el día que la abuela me dijo:
"dile al carnicero que te dé unos despojos,
que ya se los pagaré yo".
Justo en ese momento el tiempo se hizo líquido
y a mí me hubiera gustado tener un cuentagotas,
un cuentagotas pequeñito
para medir el tiempo muy despacio,
de forma que yo tardaría por lo menos un año
en llegar hasta la carnicería,
en llegar al momento
de escucharme a mí misma pedir "despojos"
y tener que aclararle al carnicero
que dinero no había
que ya iría mi abuela, cuando quisiese Dios,
a pagarle sin falta
aquellos espantosos despojos.


Siempre que pienso en los "despojos",
en lugar de escuchar una nana
lo primero que oigo es el réquiem de Mozart.
Después hago un esfuerzo
y canto despacito la nana de Miguel
"En la cuna del hambre
mi niño estaba,
con sangre de cebolla
se amamantaba".
Ea.
Ea.
Ea.