miércoles, 27 de agosto de 2008

El síndrome felino.



En el número 3, Verano de 2008, de la revista de literatura El síndrome felino, dirigida por el excelente poeta Domingo F. Faílde y con un extraordinario consejo de redacción entre el cual destaco a Dolors Alberola, la autora del Libro negro y Juana Castro a quien conocí en su día en el Aula de Literatura José Cadalso, aparecen publicados diversos poemas que pertenecen a mi último libro Paisaje para un ciego. Para poder leerlos basta pinchar en el enlace a la revista que existe en la sección Redukt.

Comento también que he comenzado a escribir un nuevo libro de poemas el cual lleva por título provisional el de Pisadas en la nieve sucia. En sucesivas entradas iré comenzando a subir poemas de este libro en construcción, si bien algunos de los poemas que aparecen bajo la etiqueta Nuevos poemas probablemente pasen a ser parte integrante de Pisadas en la nieve sucia.

viernes, 22 de agosto de 2008

El hombre que tragaba bombillas.


No es mi intención tomar una actitud de descubridor de nuevos artistas. Simplemente reseño aquello que no conocía antes y me parece de valía.
Eso me ocurre con Willy Vlautin, cantante del grupo de rock independiente Richmond Fontaine y que ha iniciado no hace mucho su carrera como novelista, con dos títulos, Vida de Motel, que ya leí y esta última Northline.
Supongo que se podrá decir que es la típica novela norteamericana sobre fracasados y perdedores que se escriben a cientos en U.S.A. Puede argumentarse, simplemente les dejo con un fragmento de Northline y que cada cual opine.

-No hay nada malo en llorar -dijo él, e hizo una pausa-. Mi chico, del que te hablaba antes... Bien, él y su novia volvían de una acampada cerca de Elko. Eran las tres de la tarde y un coche cruzó la mediana y se estrelló contra ellos. Murieron todos. En un martes, ocurrió. La mujer que conducía el otro coche iba sola, y tenía tres hijos en casa. Estaba casada y era profesora de instituto. Dicen que se durmió. No fue por culpa del alcohol, y tampoco consumía drogas. Pero que se quedara dormida me costó a mi chico, les costó una madre a sus hijos, les costó una hija a la familia de la novia. Imagínatelo. Todo porque alguien se durmió. Mi pobre esposa casi no podía levantarse de la cama después. Tampoco quería viajar, sólo quería quedarse en casa. Por eso dejé el empleo de transportista y los trayectos largos y cogí éste. Pero no sabría decirte la cantidad de noches que me he pasado llorando en esta cabina. Me asalta de repente. Como una ráfaga de viento o un acceso de tos. Aparece sin más y te cae encima como un martillazo, y entonces rompes a llorar. A veces dura hasta que llego a mi destino con el camión, porque no hay manera de parar. Entonces sólo tengo que cerrar los ojos y estirarme en el asiento. O, si estoy de ruta en el desierto, a veces paro y bajo. Me pongo las botas de trekking y echo a andar. nunca me he alejado mucho, pero cuando vuelvo me siento mucho mejor. Si es de día, me pongo a buscar puntas de flecha o cualquier cosa.


lunes, 18 de agosto de 2008

Irlanda.



¿Qué es Irlanda para mí?, ¿James Joyce, W. B. Yeats, Samuel Beckett, Seamus Heaney tal vez? , ¿o el más cercano La llama del brezo?, libro de poemas que el recientemente tristemente desaparecido poeta Juan Manuel González escribió sobre sus viajes a aquellas tierras y tuvo el hermosisímo gesto de regalarme.

Para mí, Irlanda es un imaginario de inmensa literatura, para mi buen amigo José Miguel, que visitó aquel país el pasado mes de Julio, es una maraña enredada que conforman bosques, cementerios donde existen fosas comunes de niñas que habitaban en hospicios, músicas que resuenan como hace miles de año sonaron en las celebraciones de los pueblos celtas.
Esa es la Irlanda que mi buen amigo nos retrata en estas dos espléndidas fotografías.

Tierra, que posiblemente ama.