Maxico, Javier Plata.
Maxico. Pasear por los puestos callejeros de Ciudad Juárez el día 1 de Noviembre, observando todas esas calaveras de azúcar que los lugareños comerán al atardecer, sentados en las lápidas de sus muertos, mientras conversan alegremente sobre el nuevo recién nacido o el negocio que va bien.
Es historia de viejos cónsules ingleses, de alcohól. Sucios trajes de lino manchados de sudor, beben otro tequila más -creen ingenuos que será el último-, mientras algunas putas casi niñas, con raídos vestidos y pelo enredado, soban la entrepierna, y roban sus últimos dólares.
Rostro de la muerte que Kerouac vislumbraba en las oscuras carreteras, con una botella de whisky casi vacía entre las piernas, y demasiado mezcal que Dean Moriarty guarda para el amanecer.
Es haz y envés, pero siempre acaba mostrando el mismo rostro: la muerte quieta que lame nuestra espalda tan fría.
2 comentarios:
... la muerte quieta que lame nuestra espalda tan fría
Que bien Ismael, genial, magnifico me impresiona como le sacas partido a una imagen con un pequeño relato, la dignificas.
Quería decirte que la modelo la caracterizo Gema Larios mi compañera y la modelo se llama Pilar Mairena, ellas tienen todo el merito en esta obra.
gracias
En cuanto vi el rostro, me vino a la mente, los ritos funerarios mexicanos, especialmente los del día de "todos los santos". Tienen una relación muy particular con la muerte ese pueblo.
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