martes, 1 de febrero de 2011

Brizna de hierba sobre un labio ensangrentado.

Sharon Olds


Creo que llevo más de diez años reivindicando la lírica anglosajona como una de las tradiciones más renovadoras y hondas dentro del panorama de la actual poesía. Sharon Olds, junto con Jane Kenyon, Louise Glück o Anne Michaels es uno de esos nombres. Olds en gran parte de sus libros, recuerda a veces esa corriente tan norteamericana que es la poesía confesional, que fue encabezada por Sylvia Plath o Anne Sexton, aunque Sharon Olds va más allá del mero confesionalismo, -aunque reconozco que esta es la parte de su poesía que más me interesa-, para tratar quizás temas que van más lejos  de lo íntimamente personal, pero siempre desde una mirada genuinamente femenina, como se puede comprobar en el poema que transcribo, Fotografía de la niña, de su libro, Los muertos y los vivos.


FOTOGRAFÍA DE LA NIÑA

La niña está sentada en la tierra dura,
áspero molde de Rusia, en la sequía
de 1921, aturdida,
los ojos cerrados, la boca abierta,
un crudo viento abrasador le sopla
arena en la cara. Hambruna y pubertad
se apoderan de ella. Echada sobre un saco,
el calor descoloca todo lo que lleva puesto,
curvado el tierno radio de su brazo.
No puede no ser bella, pero
se muere de hambre. Adelgaza cada día, y sus huesos
se hacen largos, porosos. El pie de foto dice
que va a morir de hambre ese invierno
con miles de otros seres. En la sima de su cuerpo
los ovarios liberan sus primeros óvulos,
dorados como el grano.

SHARON OLDS (1983)
 

No hay comentarios: